Manifiesto una verborragia de domingo por la noche,
en las que escribo para no dejar
que el espejo de mis ojos se convierta en lágrimas
Cuento ya tres eternos días en los que mi mente,
con una precisión inequívoca
me recuerda que el tiempo entre los dos se detuvo
y las palabras se convirtieron en paréntesis otra vez...
Como otras veces, como otras tantas veces,
hasta que llegue el bendito segundo en el que te asomes
a dedicar tan sólo algunas frases mustias...
¡Recuerdo cómo daba mi ser por una señal!,
por un mínimo ademán de que estabas del otro lado
sintiendo cómo florecía mi amor
mientras sabía que yo podía divisar cada vez más cerca
tu pasión embravecida como las olas del mar
Hoy pienso cuán sola me hacés sentir
incluso estando bajo la misma luna, pisando el mismo dorado suelo

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